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Son nuestras consignas las insignias en los trapos,
nuestros gritos, nuestros cantos y derechos,
que seguiran retumbando durante años
uniéndonos, para eso fueron hechos.

Inmnortales los muertos a sus manos,
memorables han quedado en la memoria.
Ni el tiempo o sus ecos en la historia
borraran la sangre de mis hermanos
derramada en el frío del asfalto,
lo hizo fértil y nos dio la primavera.
Florece el mártir que hoy ve por vez primera
llegar sus ideales aun más alto.

Pasan lustros y la lucha es compartida,
un aula, una vianda, un boleto,
ni el más terco, negligente y obsoleto
va a robarse el precio de sus vidas.
Porque cargamos sus mochilas de estudiantes,
el legado de la fuerza de los idos.
No son ni muertos ni desaparecidos,
son nuestros maestros, magistrales, incesantes.

Hoy le saco punta para escribir
lo que pienso y sobre todo lo que siento:
que los lápices, aunque lo digan cientos,
no saben cómo dejar de escribir.

Cursie, pero con respeto y mucho amor =)